Nunca me había encontrado con una forma de hacer las cosas que pudiese tener tantas variantes: la educación de los hijos.
Todos (salvo contados casos extremos) damos lo mejor de nosotros y lo hacemos lo mejor que podemos.
Por eso resulta tan difícil hablar de estos temas con otros padres, o con los tuyos propios. Es fácil pensar en que si lo estás haciendo de forma distinta puede ser porque no te convence cómo lo hicieron contigo… Y no es del todo así… Sino que cada uno somos distintos como personas, y por tanto tendremos formas de educar muy distintas.
Como no me sentía del todo segura de cómo lo iba a hacer en cuanto a la educación de mis hijos, busqué respuestas en libros y en cursos y conferencias de expertos.
Ahora estoy leyendo el libro de La crianza feliz, de Rosa Jové, y, aunque me gusta mucho su filosofía, me he encontrado con un ejemplo que no me encaja del todo…
Aunque estoy totalmente de acuerdo en ejercer una autoridad horizontal en lugar de vertical (muy resumido: empatizar con los niños viendo lo que sienten y explicándoles el por qué de las cosas, buscando soluciones juntos), no estoy tan de acuerdo en cómo en este ejemplo recomienda el hacer de árbitro.
¿Dejar a los hijos solucionar los problemas o hacer de arbitro?
Desde luego que huyo de tomar una solución como la primera (el ejemplo de ejercer una autoridad vertical).
Sin embargo me parece peligroso el hacer de juez absoluto:
mamá SABE qué hay que hacer en cada ocasión y se fiarán de ella y de sus decisiones
Me parece muy importante estar ahí cuando te necesiten, pero me parece igual de importante enseñarles que ellos mismos pueden sacarse las castañas del fuego, porque no siempre vamos a estar junto a ellos cuando nos necesiten, por mucho que nos gustaría.
Por eso, mi opción sería la del ejemplo de autoridad horizontal propuesto por Rosa Jové, con matices:
Entiendo tu enfado, apreciabas ese dibujo y te lo ha roto, pero cuando pasa una cosa así no pegamos, sino que le explicamos a tu hermana (o quien te haya roto el dibujo) que no debe que hacer a los demás lo que no le gustaría que le hiciesen a él o ella. Dile que te gustaba mucho ese dibujo, y que no tiene derecho a rompértelo, que no lo vuelva a hacer…
De esta manera pienso que la próxima vez (o más adelante) intentará resolver el problema por sí sola, en lugar de acudir corriendo a su mamá.
En todo caso, estoy haciendo un razonamiento como adulto, y no estoy segura de que esta que imagino, sea la mejor forma de actuar. Puede que unos niños de 3 y 5 años lo que necesiten por encima de todo es esa figura de mamá resuelve todo y omnipresente. Me parece que es importante darles herramientas para que confíen en sí mismos desde pequeños, porque no vamos a estar ahí siempre…
foto destacada favim.com
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